Sobre argot venezolano

Cada país, comarca, ciudad y hasta cada familia posee su argot propio, en relación con las imposiciones de los respectivos medios físico y social, climas, costumbres, necesidades; y en este sentido podríamos decir que el argot es una manifestación social y que sólo caracteres muy especiales le confieren puesto tan importante en la biología del hombre criminal.

Sobre argot venezolano

Dr. Édgar Colmenares del Valle

Academia Venezolana de la Lengua

   En primer lugar, a manera de ejemplo, en esta carpeta sobre argot venezolano, reproduciremos un chiste que circuló en Venezuela hace ya varios años y que, como colaboración especial, nos hizo llegar Antonio Vera desde San Fernando de Apure. Luego, vamos a incluir los artículos argot y jerga* transcritos desde nuestra inédita Compilación léxica introductoria a la Semántica a la que, con antelación, nos referimos en nuestro trabajo titulado “Diccionario” que puede ser consultado en esta misma página en la sección Diccionarística. Entre ambos artículos incluiremos un escrito pionero sobre este tema publicado en 1909 y concluiremos esta presentación con algunas observaciones y varias referencias web-bibliográficas sobre ambas formas de expresión calificadas por la Academia como un “lenguaje especial y no formal” y por Víctor Hugo como «el lenguaje de la oscuridad» y «el lenguaje de la miseria».

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La batalla de Carabobo

(Versión de Antonio Vera)

Este es el cuento de un brillante profesor, recién graduado en Historia y Geografía. El hombre era de Apure y lo mandaron a trabajar a Barquisimeto. Tan pronto como llegó a su primera clase se les presentó a sus alumnos y les dijo: -Vamos a ver cómo están mis pupilos en historia.

Y, por la lista, sin conocer a nadie, escogió a Juan González: -Dígame usted… ¿cuándo murió el General Jacinto Lara?

Y el alumno peló los ojos, se puso de pie, se rascó la cabeza y le dijo: -Pero bueno, profesor, yo ni siquiera sabía que ese señor estaba enfermo.

Así y ahí comenzó su carrera de profesor. Muy mal, por el poco conocimiento de historia que tenían sus alumnos y, al poco tiempo, después de otros descalabros históricos, pidió cambio y lo mandaron para Los Frailes de Catia en Caracas. Tan pronto llegó, el mismo procedimiento… Miguel Vásquez, dígame usted ¿cómo se desarrolló la Batalla de Carabobo?

Se para el alumno, cuyo atuendo era un overol con una camiseta que le dejaba los sobacos al aire, zapatos tenis verdes y anaranjados y unos lentes muy parecidos a los de John Lennon y le dice: -Bueno, tícher, ésas eran dos patas que se tenían bronca y se entromparon, unos pelaron por fucos y los otros pelaron por jierros y cuando estaban en pleno ajetreo el Gene mira que el Niche Primero se piraba y le dice ¿qué te pasa, Niche? ¿Vas a jui? Y entonces el Niche le dijo: -No, mi Gene, vine a dale los vidrios porque fue que me dieron bollo.

Y hasta ahí llegó su carrera de profesor. Renunció y se devolvió para Apure y allá está vendiendo guarapo de caña en el Boulevard.

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argot

argótico, ca – diccionario de argot 

jerga – diccionario de jerga

A: DLE – RAE: argot. (Del fr. argot). 1. m. Jerga, jerigonza. 2. Lenguaje especial entre personas de un mismo oficio o actividad.

argótico, ca. (Del fr. argotique). 1. adj. Perteneciente o relativo al argot.

B: DLP – JMS: argot. → Diccionario de argot.

diccionario de argot. → Diccionario de jerga.

diccionario de jerga. Diccionario que registra el léxico propio de grupos o comunidades humanas, profesiones, ciencias y técnicas, etcétera. (Sin.: diccionario de argot).

jerga. (De la onomatopeya garg-, como el lat. garrire, charlar gorjear, a través del occitano ant. gergon, habla incomprensible o de los malhechores). Dialecto social que afecta al léxico empleado por una capa social determinada que se considera distinta de las demás y desea no ser comprendida por los no iniciados. ♦ 2. Lengua de mal gusto, compleja e incomprensible. ♦ 3. Conjunto de palabras de etimología oscura o difícil de hallar, que se introduce en la conversación de todos los grupos sociales por broma o ironía; por ejemplo, sábana, lechuga, verde por billete de mil pesetas; dolorosa por factura; pasta, monis por dinero; un kilo por un millón (de pesetas). (→ Diccionario de jerga).

INF. COMPL.: 1) El argot (la palabra es un galicismo empleado por «jerga») es el lenguaje específico utilizado por un grupo de personas que comparten unas características comunes por su categoría social, profesión, procedencia, aficiones, etc.

Los argots se producen continuamente para nombrar aquello que carece de una traducción literal en la lengua normada, vigente en un determinado momento. La mayoría de estos argots acaban siendo aceptados como vocabulario propio de ese idioma o del grupo social.

El autor Víctor Hugo fue uno de los primeros en investigar y compilar términos del argot criminal.​ En su novela de 1862 Los miserables, se refiere a ese argot como «el lenguaje de la oscuridad» y «el lenguaje de la miseria».

El primer registro conocido del término argot en este contexto estaba en un documento de 1628. La palabra probablemente se deriva del nombre contemporáneo les argotiers, dado a un grupo de ladrones en ese momento.

Los argots son un importante factor de cambio y renovación lingüística. En el pasado se asociaban a la expresión vulgar, poco culta. Desde el siglo XX las jergas y similares son objeto de estudio por los especialistas.

(En: https://es.wikipedia.org/wiki/Argot)

OBS.: 1) A propósito de argot y de otras variedades lingüísticas de esta misma índole, véase infra jerga.

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Por su valor histórico-documental y por ser un testimonio casi desconocido de una aún incipiente semántica venezolana, transcribimos a continuación el artículo titulado “Sobre argot venezolano” publicado en El Nuevo Tiempo. Data de 1909 y es, cronológicamente, el primer trabajo que hemos documentado en Venezuela sobre esta variedad lingüística. Junto con la información acerca del periódico, el lugar y la fecha donde se publicó, hemos incluido el nombre de Francisco G. Yanes quien fuera su Redactor – Gerente. 

En perspectiva, este trabajo sirve como fundamento para ilustrar una de las características de la jerga: su transitoriedad. De esta característica, a su vez, deriva el hecho de que todo trabajo lexicográfico sobre cualquier variedad léxica categorizada como argótica o jergal cobra, con mayor o menor rapidez, un valor referencial. Nada impide conjeturar que para el momento en que se publica un diccionario de argot, sólo una parte de las unidades léxicas descritas se mantiene vigente. La excepción, en algunos casos, la constituyen las publicaciones hechas en medios como periódicos, revistas e Internet.

“Sobre argot venezolano”. 

(Sin firma)

El Nuevo Tiempo.

Caracas, 5 de febrero de 1909. Año 1: Nº 16: [p. 2]

Redactor – Gerente: Francisco G. Yanes.

Uno de los grandes recursos de la filosofía para hacer la introspección psíquica del delincuente, penetrar en los dominios de su ser moral y darse cuenta exacta de los principios fundamentales de la justicia, del honor, de la moral, es el estudio de ese dialecto propio, genuino de los criminales, llamado argot, cuya forma consiste en ciertos cambios lexicológicos del propio idioma, con conservación del tipo gramatical y de las relaciones del régimen y de la sintaxis.

Si nos remitimos al origen del argot, encontraremos una de sus causas en la necesidad que siempre han tenido los criminales de eludir la acción de la justicia; pero como esta forma especial de lenguaje existe también entre individuos y agrupaciones en quienes no es necesaria aquella precaución, por no relacionarse con actividades delincuentes manifiestas, su origen ha debido ser el mismo que el de las demás lenguas, un proceso de formación, en que los factores de atavismo y de tradición, han desempeñado un papel muy importante; porque uno de los caracteres más notables del argot es su vasta difusión en todas las agrupaciones humanas, lo cual se explica por la analogía y comunidad de las ideas y los medios naturales de expresión, dado el concepto que sobre el delito tiene la escuela positiva, como un fenómeno de orden natural, que existe normalmente entre los organismos inferiores animales y vegetales y que podría considerarse como la forma más radical de la lucha por la existencia, en la concurrencia vital.

La forma más elemental del argot es la arcaica, introducción de palabras y voces ya en desuso, porque el argot, a pesar del gran número de sinonimias léxicas de nuestros idiomas de flexión, es un dialecto muy pobre, puesto que el trabajo de selección, fijeza y esplendor que realizan en una lengua las autoridades filológicas (Academias, liceos, universidades) no se verifica en el argot sino a través de un largo uso, siempre restringido por la índole misma de su existencia.

Cada país, comarca, ciudad y hasta cada familia posee su argot propio, en relación con las imposiciones de los respectivos medios físico y social, climas, costumbres, necesidades; y en este sentido podríamos decir que el argot es una manifestación social y que sólo caracteres muy especiales le confieren puesto tan importante en la biología del hombre criminal.

El argot venezolano tiene su carácter propio, en relación con nuestra ética social, y estudiando su génesis y naturaleza encontramos que él reviste cinco formas principales.

La primera forma, cuyo mecanismo de expresión consiste en tomar la acción verbal por la idea misma que se quiere expresar, es la de más vasta difusión por referirse a los hábitos de alcoholismo tan generalizados entre nosotros, por ejemplo:

El licor: un trago; un palo; un lepe; el chimichurri; cinta verde; la caña.

Embriagarse: rascarse, trancarse, quemarse, pelarse, quemarse (sic), correr un trueno, ensabanarse, chisparse, cojer (sic) una mona, alumbrarse y otras frases en relación con la idea capital, como: sacarse el ratón, enratonarse, echar el maíz, amarrar la perra; incendiar la esfera; gato no come tomate; palo de música (sic), botar el pertrecho por alusión a la real frecuencia del alcoholismo entre los músicos, etc., etc.

En la segunda forma el cambio dialéctico consiste en nombrar el objeto que se desea con el resultado capital de la idea: generalmente se emplean en esta forma frases adverbiales ó perífrasis y circunloquios, ejemplo:

Morir: dejar el pelero, despegarse; parársele el resuello; blanquear el ojo; templar el cacho, dejar el bostero; no comer más pan; dar el salto del tordito; parar las patas, etc.

Matar a uno: sacarle el frío, pasarlo por el filo; quebrarlo; pegárselo, ponerle un zamuro de prendedor; frase de un recóndito sentido metafórico verdaderamente macabro;

Huir: cojer (sic) el banco, parar la penca, parar el rabo; por analogía con los cuadrúpedos de carrera que alzan la cola al correr, poner pies en polvorosa, enfriársele el guarapo, aguársele el ojo;

Robo o abuso de confianza: tirar un carro, tirar un queso frito, soltar las uñas, meter mano izquierda.

Milonga lunfarda – Edmundo Rivero (Video con letra)

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jerga

dejar, estar, o poner, algo en jerga – jergal – jerguilla

argot – jerigonza – andar en jerigonzas – jerigonzar

calé – caló – coa – cocoliche – germanía

caliche – malaespín – pachuco, ca

jacarandaina – jacarandana – jacarandina – lunfardo – replana

A: DLE – RAE: jerga2. (Der. regres., seguramente a través del occit., del fr. jargon, y este de or. onomat). 1. f. Lenguaje especial y no formal que usan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios. 2. f. Lenguaje especial utilizado originalmente con propósitos crípticos por determinados grupos, que a veces se extiende al uso general; p. ej., la jerga de los maleantes. 3. f. jerigonza (|| lenguaje difícil de entender).

jergal. 1. adj. Propio de una jerga2.

INF. COMPL.: 1) Junto a las variedades comentadas hasta el momento, la investigación lingüística se ha ocupado, en algún caso desde hace mucho tiempo, de otras variedades que pueden recibir el calificativo de especiales. Entre ellas las que más atención han merecido han sido las llamadas “jergas”, entendiendo por “jerga” un conjunto de caracteres lingüísticos específicos de un grupo de hablantes dedicado a una actividad determinada: el uso de una jerga siempre es un modo de marcar una identidad sociolingüística o la pertenencia a un grupo. Ahora bien, tal denominación incluye situaciones y realidades bien diferenciadas, como ha advertido Julio Casares: “la jerga constituye una zona restringida de la lengua familiar, que limita al sur con la germanía y el caló, al este y oeste con la terminología artesana y al norte con el tecnicismo científico”. (Introducción a la lexicografía moderna, 3ª ed., Madrid: CSIC, 1992, p. 279).

Efectivamente, podemos hablar de jerga –argot- para hacer referencia a los usos característicos de grupos gremiales, cuya comunicación puramente profesional no ha de tener una intención o un carácter críptico, por más que su dominio corresponda normalmente a individuos iniciados. Estamos ante variedades sectoriales o especializadas o lenguas de grupo –también se utiliza el nombre de tecnolecto– con diferente grado de hermetismo, que pueden ser de muchos tipos: aquí se incluiría la jerga médica, la economista y empresarial, la jurídica, la militar, la periodística, la informática y multitud de jergas de oficios, que en ocasiones han gozado de una larga tradición. Lógicamente, en la medida en que desaparecen oficios, van desapareciendo las respectivas jergas gremiales, de igual modo que las nuevas actividades traen de la mano nuevos usos comunicativos.

A este tipo de jerga se añadirían las que permiten caracterizar a prácticamente cualquier grupo social según la actividad que realice: estudiantes, deportistas, funcionarios, pescadores, etc. Estamos ante variedades más o menos accesibles para los ajenos al grupo, que no tienen una intención críptica y que no se suelen utilizar fuera de la comunicación interna, aunque algunas de ellas tienen más facilidad que otras para transferir elementos a la lengua general; en España, por ejemplo, el uso general va incorporando muchas voces propias de la jerga estudiantil, de la taurina o de la política y la economía, debido, en gran parte, a la influencia de los medios de comunicación social. En este caso también se habla de argot y de slang

Pero una jerga, además, puede entenderse como un conjunto de rasgos lingüísticos generalmente artificiosos, utilizados con una intención críptica o esotérica. En este caso, el término ha alternado con otros muchos como jerigonza, germanía, jácara o jacarandina. Se trata de “lenguas secretas” manejadas por grupos sociales cuya actividad está o puede estar fuera de una norma o incluso fuera de la ley –es la lengua de los bajos fondos, del hampa, de la delincuencia-, aunque también se han utilizado en otras actividades, como las comerciales o las trashumantes. Estos usos, en general, se caracterizan por una gran capacidad de cambio dado que, conforme se hacen transparentes, aparecen nuevas voces que sustituyen a las que empiezan a ser reveladas.

Los recursos lingüísticos de las jergas crípticas, además de ser artificiosos, suponen una actitud activa por parte del grupo y afectan sobre todo al léxico y a la fraseología: se modifican formal o semánticamente términos ya existentes (por ejemplo, cambiando el orden de las sílabas), se toman formas prestadas de otras lenguas (en el lunfardo se han tomado del italiano), se usan palabras onomatopéyicas y se incorporan nuevas series de numerales. Ejemplos de estos usos pueden ser la germanía española del Siglo de Oro, el primer lunfardo argentino o la más reciente jerga de la drogadicción. Pero hay otros muchos, como el caló de los arrieros de Quintanar de la Orden (Toledo), utilizado por los comerciantes ambulantes durante el siglo XIX, hasta la desaparición de la arriería. (Véase Francisco Moreno Fernández, 1998: p. 103. Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje. Barcelona (España): Editorial Ariel; 399 p.)

OBS.: 1) Jerga se incluye en el DLE como jerga1 y jerga2. Jerga2 y su derivado jergal ya fueron transcritos. (V. supra). De jerga1, en tanto, se dice: “De or. inc. 1. f. Tela gruesa y tosca. 2. f. Colchón de paja o hierba”. También se definen las locuciones verbales dejar, estar, o poner, algo en jerga (“Estar solo empezado; dejarlo incompleto) y el sustantivo jerguilla (“Del dim. de jerga1. 1. f. Tela delgada de seda o lana, mezcla de una y otra, que se parece en el tejido a la jerga”). A jerga2, en la tercera acepción, el DLE la describe como equivalente de “jerigonza (|| lenguaje difícil de entender)”. Al respecto, el DLE precisa: “jerigonza. (Del occit. gergons). 1. f. Lenguaje especial de algunos gremios. 2. f. Lenguaje de mal gusto, complicado y difícil de entender. 3. f. coloq. p. us. Acción extraña y ridícula”. En relación con jerigonza, también define andar en jerigonzas (“1. loc. verb. coloq. Andar en rodeos o tergiversaciones maliciosas”) y jerigonzar (“De jerigonza. 1. tr. desus. Explicar algo con oscuridad y rodeos”).

2) En el DLE, además de las anteriormente descritas, también se registran y definen otras de estas llamadas “variedades especiales”. Entre ellas tenemos:

caliche. (De cal) 1. m. Piedra pequeña que, introducida por descuido en el barro, se calcina al cocerlo. (…) 9. m. El Salv. jerga (|| lenguaje especial de ciertas profesiones). (…) 11. m. Ven. Noticia o información de poca importancia.

caló. (Del caló caló ‘negro’). 1. adj. Perteneciente o relativo al caló. Léxico caló. 2. m. Variedad de romaní que hablan los gitanos de España, Francia y Portugal. NOTA: Llamado también calé en otros lugares. De calé, en el DLE se documenta: calé (Del caló caló ‘negro’). 1. adj. gitano. (|| de un pueblo originario de la India). U. t. c. s. 2. adj. gitano (|| propio de los gitanos). 3. m. Moneda de cobre que valía cuatro maravedís. 4. m. Col. y Ec. Moneda antigua de cuarto de real.

coa2. (De coba1). 1. f. Chile. Jerga hablada por la gente del hampa. NOTA: Son tres las entradas que, en total, trae el DLE en relación con coa. En las dos restantes a la ya transcrita, se lee:

coa1. (Voz taína). 1. f. Ant. Palo aguzado que los indios taínos usaban en la labranza para abrir hoyos en los conucos. 2. f. Cuba, Hond., Méx. y Pan. Especie de palo usado para la labranza. 3. f. Ven. chícora.

coa3. (Voz onomat.). 1. f. Hond. y Méx. Pájaro de la familia del quetzal, de plumaje celeste desvaído con una mancha roja en el pecho.

cocoliche. m. 1. Arg. y Ur. Jerga híbrida que hablan ciertos inmigrantes italianos mezclando su habla con el español. 2. m. Arg. y Ur. Italiano que habla cocoliche.

germanía. (Del lat. germānus ‘hermano’). 1. Jerga o manera de hablar de ladrones y rufianes, usada por ellos solos y compuesta de voces del idioma español con significación distinta de la verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos. 2. f. amancebamiento. 3. f. En el antiguo reino de Valencia, hermandad o gremio. 4. coloq. Alb., And. Y Cuen. Tropel de muchachos. 5. f. germ. Clase de rufianes.

jacarandaina. 1. f. germ. jacarandina.

jacarandana. (De jácara). 1. f. germ. rufianesca (|| conjunto de rufianes). 2. f. germ. Lenguaje de los rufianes.

jacarandino, na. (De jácara). 1. adj. germ. Perteneciente o relativo a la jacarandina. 2. f. germ. jacarandana. 3. f. germ. jácara (|| música para cantar y bailar). 4. f. germ. Modo particular de cantar los jaques la jacarandina (|| jácara).

lunfardo, da. 1. adj. Perteneciente o relativo al lunfardo (|| jerga). Voces lunfardas. 2. m. Jerga empleada originalmente por la gente de clase baja en Buenos Aires, parte de cuyos vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en el español popular de la Argentina y Uruguay. 3. m. Arg. p. us. delincuente.

malespín. (De Francisco Malespín, 1806-1846), general y presidente salvadoreño que ideó este código secreto). 1. m. El Salv. Jerga hablada por los estudiantes en clase, consistente en una trasposición fija de letras.

pachuco, ca. (Voz náhuatl). 1. adj. C. Rica. Dicho de una persona: De habla y de hábitos no aceptados socialmente. U. t. c. s. 2. adj. coloq. El Salv., Hond. y Nic. Dicho de la ropa, especialmente del pantalón: Muy ceñida al cuerpo. 3. m. C. Rica. Jerga de maleantes, de jóvenes y, en general, de varones. 4. m. pl. C. Rica. bragas (|| prenda interior).

replana. 1. f. Perú. Jerga de delincuentes.

Sobre este tema, consúltese en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Jergas de habla hispana de Roxana Fitch que contiene “más de 7.500 términos jergales y americanismos usados en el habla cotidiana y coloquial de más de 20 países”.

También en Internet, véase Diccionarios de variantes del español. Variantes diastráticas: jergas y argots, una página en la que se reseña  “una muestra de los abundantes vocabularios que registran lo que se denomina variaciones diastráticas, peculiares de un grupo social determinado (jergas juveniles, spanglish, argots de oficio, jergas del hampa…), al lado de otros en los que priman los contenidos escatológicos o sexuales, un tipo de léxico este que, al estar socialmente muy marcado, cambia con frecuencia y presenta una enorme diversidad tanto social como geográfica. Se añade ahora como novedad un tipo curioso de vocabularios, los que figuran en páginas deportivas, por lo general de hinchas de fútbol, que suelen servir, más que para hablar bien del equipo propio, para burlarse del rival. No se trata de tecnicismos deportivos sino de la jerga usada en ámbitos deportivos”. En ella, entre otras referencias, hay secciones dedicadas a las Jergas de oficio, los Grupos sociales y Sexo y escatología.

(Cf. http://jrmorala.unileon.es/dicci/013.htm).

En relación con el repertorio léxico y fraseológico documentado en Venezuela como propio de estas tres variedades anteriormente citadas, hemos tomado de las muchas páginas que sin sistema lexicográfico alguno deambulan sobre este y otros temas por Internet, la muestra que citamos a continuación precedida por este comentario: la mayoría de los términos incluidos en todos estos repertorios son usuales en el lenguaje coloquial estándar del hablante venezolano y, además, precedida también por esta observación que copiamos de una de ellas en virtud de que precisa algunas de las características de estas variedades diastráticas: “esta página recoge voces jergales que pueden tener un uso efímero o limitado a una zona específica. Por tanto, podrían no estar vigentes en la actualidad”. En definitiva, sólo algunas de ellas son neologismos. Las demás adquieren su categoría argótica o jergal a través de un proceso de resemantización. Veamos:

argolla (hombre homosexual)

azote de barrio (delincuente que actúa en determinada zona)

birra (cerveza)

caballona (mujer muy alta)

cachapera (mujer homosexual)

cagante (muy bueno)

cagar ( hacer algo mal o actuar mal)

caligüeva (pereza, flojera)

camarón (siesta corta)

cartelúo (muy bueno, excelente)

chalequear (tomar el pelo, sabotear)

chequear (revisar, controlar)

choro (ladrón)

comerse un cable (no tener dinero, estar desempleado)

culebra (problema, mal entendido)

culillo (miedo, temor)

darse una lata (darse un beso francés, con la lengua)

fino (bueno, chévere, genial, de acuerdo)

gafo (tonto, pendejo

güevón (tonto, idiota

hasta la coronilla (harto, fastidiado)

jamoneo (sesión de besos y caricias apasionados)

ladilla (fastidioso, tedioso)

martillo (persona que constantemente pide cosas prestadas o regaladas)

mojonero (embustero)

naguará (asombro)

nave (automóvil de último modelo)

ñame (pie)

olido (drogado)

on, ona (güevón, güevona)

paco (policía)

pana (amigo, amiga)

pelar bolas (estar sin dinero, en mala situación)

raspar (matar) // (reprobar un examen). // (Poseer sexualmente)

rata (malo, de malas intenciones)

rayarse (hacer el ridículo)

tripear (disfrutar, echar broma)

zanahoria (persona de sanas costumbres)

zaperoco (desorden, caos)

FUENTES:

Jerga venezolana

https://alt.fan.countries.venezuela.narkive.com/B8vxYUlH/jerga-venezolana

Wikilengua del español. Jerga juvenil / Venezuela,

https://www.wikilengua.org/index.php/Jerga_juvenil/Venezuela

De otra página, Frao y frinchi: sobre la jerga juvenil, firmada por Tony Frangie Mawad, transcribimos este otro “glosario de jerga juvenil venezolana (de diferentes grupos y clases) que incluye neologismos, argot preexistente con nuevos significados y acrónimos”:

A. p. (pronunciado “apé”): Amor platónico. “Tú eres mi a. p.”

Borrado / borradísimo /te borraste: Anteriormente, borrado significado estar muy borracho o drogado. Ahora, es sinónimo “te pasaste”- significando romper los límites. Ej: “el profesor se borró con el examen”

Boleta: Otra palabra que ha mutado en los últimos años. Anteriormente, era un adjetivo que significa hacer sin discreción o imprudentemente (“se lo dijiste muy boleta”). Ahora, también es un sinónimo de “cool”.

Beta: palabra considerada “niche” por muchos jóvenes de clase media y alta pero aun así popular entre estos. Usualmente significa algún cuento o chisme pero otros la usan como “vaina” –una palabra que puede ser usada como reemplazo para casi cualquier sustantivo–. Según algunos, se originó en los barrios en la década del ochenta como reducción de “betamax” para referirse a una historia o chisme.

Brutal: Cool, genial.

Chanceo / chancear / chancero: “chanceo” y “chancear” significan coquetear mientras que “chancero/a” es alguien que coquetea mucho con mucha gente.

Chikiluky: Lindo, arreglado, bien vestido. Expresión original de la subcultura tuki que proviene del inglés “chic look.”

Farandi, farándula: “Farándula” siempre significó showbiz pero ahora los jóvenes lo usan para denotar a alguien que va a muchas fiestas y conoce mucha gente. Farandi usualmente es una farándula de un ambiente menos “sifrino” (“ella es muy farándula.”)

Frao/ Frinchi: la pareja oficial y la pareja ilegítima.

Fuego: Una manera de decir “dale” o el antiguo “sí va.”

Goals: Importada de la jerga americana. Algo que se aspira. (“esa pareja es demasiado goals.”)

Men / perro / gay: las nuevas adiciones –junto a “man”, “bro”, “marico” y “huevón– en el vocabulario de un pavito para referirse a sus amigos.

Pálida: algo malo o negativo. (“que pálida que los atracaron en la playa”)

Paviperro: el típico pavo “Camurí, la merú y los culitos.”

Pegado: drogado.

Pelabola: Originalmente, significaba no tener dinero. Ahora, muchos jóvenes lo usan como “estúpido”, “patético”, “ridículo.”

Pemón: un nuevo insulto (que aunque no es racista, su origen claramente lo es).

RT (de retuit, pronunciado erreté): “igualmente”.

Pen: Pendiente. Cuando la persona espera o aspira algo. (“voy pen de la fiesta.”)

Queso: El sentimiento de deseo sexual. Cachondo. (“le tengo queso”, “tengo demasiado queso”)

Tetón: el nuevo huevón (como insulto).

Vocabulario sifrino básico: tres palabras definen la existencia de esta tribu urbana acomodada, “literal” (incluso cuando algo no es literal), “tipo” (un “como”, similar al like del Valleyspeak) y “o sea, pues”.

Zampe/zampar: Beso francés. “Zampe” es el beso; “zampar” es la acción.

Acrónimos en mensajería instantánea: “ly” (love you), “mek” (marico/a), “dem” (demasiado), “perf” (perfecto), etc.

Algunas palabras que ya llevan un tiempo en uso: “chill” (relajarse en modo imperativo), “dark” (algo triste o horrible), “tripeo/tripear” (divertirse), “costilla” (un amigo cercano), “rebotado/a” (alguien que ha sido rechazado por quien le gusta), “nulo/nula” (una persona sin importancia), incruste (alguien que se soporta porque se encuentra en todos lados, etc.), pirar (irse).

Palabras y acrónimos online de la jerga americana: “goals”, “highkey”, “lowkey”, “meta”, “lol”, “af”, “mvp”, “otp”, “ship” (y su adopción verbal en español shippear), etc.

En: https://postdata.prodavinci.com/frao-y-frinchi-sobre-la-jerga-juvenil/

Como ya señalamos, las páginas sobre este tema dedicadas a Venezuela y al resto de los países hispanoamericanos son innumerables. En muchas de ellas es frecuente la ausencia de una metodología propiamente lexicográfica o de otra índole y en otras, es recurrente la confusión del léxico coloquial, cotidiano, con el léxico de una determinada jerga. Sin embargo, en ellas, documentamos un vasto repertorio léxico que, junto con ilustrar diferentes niveles de uso del léxico del español de Venezuela, remite a diversos momentos de su evolución. Sin duda, una buena parte de estas páginas es la mejor expresión contemporánea de la inquietud que el léxico ha motivado desde siempre como objeto de investigación.

Verónica López

https://www.revistavenezolana.com/2015/07/como-entender-10-palabras-del-argot-venezolano/

https://www.asihablamos.com/word/pais/VE/

Rubicel González

http://pagina1-josepivin.blogspot.com/2012/04/venezuela-glosario-del-habla-popular.html

https://diccionariovenezolano.com/palabras/

3) En verbarismo y vesreísmo, Colmenares del Valle expuso la idea de crear designaciones para identificar algunos conceptos que, a pesar de que pertenecen al sistema de la lengua, de que son hipotéticos, pudieran actualizarse en determinados usos lingüísticos que se vinculan con ciertas hablas especializadas y con las llamadas “lenguas de grupo”. En el caso de verbarismo, formado a partir de verbar, se creó una designación para los neologismos verbales que se adscriben a la primera conjugación, es decir, a los terminados en –ar. Además del término y de su definición, Colmenares del Valle replantea la idea, ya expuesta por Menéndez Pidal en 1904 en su Manual de Gramática Histórica Española, de que la primera conjugación es la única conjugación activa de las tres del sistema de lengua española. Las dos restantes, -er, -ir, son “hechos cumplidos” como paradigmas generadores de nuevas formas verbales. Y en relación con vesreísmo, se establece la idea de que es un sustantivo masculino, derivado de vesre que es la transcripción invertida de revés, con el que se identifica una serie de términos cuya característica morfológica es, precisamente, su formación a base de la inversión silábica. En Panamá, a esta “forma de hablar que consiste en cambiar el orden de las sílabas de las palabras”, se le denomina revesina. En definitiva, un verbarismo es un neologismo verbal terminado exclusivamente en –ar: plotear, guglear, printear, etc, Un vesreísmo es una palabra creada a base de la inversión silábica de otra: tombo (botón), sogrue (grueso), grone (negro), jermu (mujer), etc. (Véanse “Verbarismos, vesreísmos y otras aplicaciones lexemáticas” y “La simplificación del paradigma verbal del español” en Diccionarística y Disco duro lingüístico”, respectivamente, en esta misma página).

En esta idea, que permitió formular la creación de verbarismo y vesreísmo, se motiva y fundamenta teóricamente, la creación de un nuevo grupo de términos que sean las designaciones específicas para los lexemas que se adscriben al repertorio léxico de esas “lenguas de grupo” o “dialectos sociales” o “jergas” como el lunfardo, el cocoliche, el pachuco y la replana, entre otras. Así, se actualizaría como un hecho de habla, un término no necesariamente conocido o divulgado entre todos los hablantes, pero sí previsto como “instrumento” de identidad similar a los que en su momento se implementaron para americanismo, regionalismo, venezolanismo, dialectalismo, etc. Entre las “lenguas de grupo”, en este artículo sobre jerga, desde el DLE se transcriben calé (caló), coa, cocoliche, germanía, caliche, lunfardo, malaespín, pachuco, jacarandana (jacarandaína, jacarandina), replana y revesina. A ellas, en virtud de lo anteriormente señalado y tal como ya en ciertos niveles de uso incluyendo el del Diccionario académico, se reconocen los lunfardismos (“Palabra o locución propia del lunfardo”), les correspondería identificar cada lexema de sus respectivos repertorios léxicos como calesismos, coísmos, cocolichismos, germanismos, calichismos, malaespinismos, pachuquismos, jacarandanismos, revesinismos o revisismos y replanismos. Esta idea, convertida en una proposición formal desde este momento, puede y debe aplicarse a cada una de las variedades lingüísticas de esta índole no incluidas en este artículo sobre jerga que, por supuesto, forma parte de esta Compilación.

Cacho – Vendedor Ambulante – Poema Lunfardo (Diccionario Reo)

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Referencias bibliográficas

Entre las setenta referencias bibliográficas referentes a “Argot, Jerga y Lenguaje marginal” registradas en nuestra Lexicología y Lexicografía en Venezuela (Fuentes para su estudio) y en sus Adendas 95 y 96, hemos seleccionado el grupo que describimos a continuación y clasificamos en Textos publicados y Textos inéditos. En lo fundamental, en cada referencia hemos mantenido el formato utilizado en los textos de donde proceden, incluyendo, cuando se trata de un trabajo inédito, el nombre de la biblioteca** donde ese texto puede ser consultado. En definitiva, con las referencias ya consignadas, con las que vamos a consignar a continuación y con todas las disponibles en Internet, se puede transitar por los vericuetos del camino del lenguaje de la oscuridad sin temor a perderse y con la convicción de que si el léxico es la característica transitoria de la lengua, el argot es uno de los componentes en que se apoya esa característica.

TEXTOS PUBLICADOS:

  • Aldana, Juan Sebastián. 1972. Retén de Catia. Caracas: Editorial Fuentes, 286 p. [Incluye: 1) pp. 77-90: “El lenguaje de la cárcel”].
  • Amarista, Félix José. 1967. Vocabulario del delincuente venezolano. Quito: Casa de la cultura ecuatoriana. [También como Separata del Archivo de Criminología, Neuropsiquiatría y disciplinas conexas. Enero-Junio de 1967, vol. XV, N°s 57-58. Y, además, en Revista de Policía Científica. Caracas, 1968. N° 2].
  • Bermúdez, Manuel. 1992. “Los Chamos”. Estampas. El Universal. Caracas, 26 de julio; p. 64. [“Cuando Milonga saluda al Paisa, lo trata de relación, término que viene a ser equivalente de pana, bróder, parroquia, amigo. Antes se decía somos vales, curruñas, llaves, que son formas caídas en desuso”].
  • Brizuela, Ramón Antonio. 1979. Soy un delincuente. Caracas: Editorial Fuentes; 351 p. [Incluye: 1) pp. 15-17: “Vocabulario. Términos de la jerga hamponil empleados en esta obra por Ramón Antonio Brizuela”. 64 unidades léxicas sucintamente definidas].
  • Cáceres, Julio. 1974. Malas y peores palabras. Diccionario del argot caraqueño. Caracas: Ediciones Nueva Cádiz; 71 p.
  • Canestri, Francisco. 1965. Jerga venezolana. Caracas: Ministerio de Justicia; 80 p.
  • Forma parte del reportaje “El barrio de los Sin ley. El Guarataro”. En El Guarataro, allá en los altos cerros donde moran los hampones y también en las estrechas callejuelas de abajo, se escucha, aún en voz de jóvenes y niños, la jerga delictiva, mezcla del caló español y lunfardo argentino que a veces exaltan los pavitos de la ciudad en sus jerigonzas habituales”. Incluye, entre otras, las voces achacar, afanar, ‘robar’; astilla, ‘fajo de billetes’; casquillón, ‘mentira’; bisquear, ‘vigilar’; chiva, rufa, ‘camioneta pública’; lanza, ‘carterista’; papiro, ‘billete de banco’; prensado, encanado, ‘preso’; rastra, ‘redada’ y yuta, ‘la justicia’].
  • Carías S., Germán. 1965b.  “Al Este crecen las patotas”. El Nacional. Caracas, 19, 20 y 21 de octubre. Páginas B-12, B-16 y C-10, respectivamente. [Serie de tres reportajes acerca de quiénes son y cómo viven los integrantes de estas pandillas juveniles. En todos se utiliza y explica el sentido de muchos de los elementos léxicos que se tienen como propios de estos grupos. En el tercero, además, en un recuadro aparte, se incluye Así hablan las patotas. “En la modalidad de los pandilleros juveniles y de muchos ‘pavitos’ ostentosos, la jerga de los bajos fondos, mezcla del caló gitano y lunfardo argentino, se ha enraizado al argot común de caraqueños y adolescentes”. Define, entre otras, las voces agite, ‘desorden’; biaba, ‘golpiza’; cotorra, ‘radio’; chola, ‘calabozo’; fulastrón, ‘pavo despreciable’; gajo, ‘casa’; jara, ‘patrulla policial’; manca, ‘navaja’; patota, ‘grupo de jóvenes’; pucho, ‘tonto’, ‘distraído’ y tenazas, ‘mano’].
  • Castro, Ileana y Armando Poleo. 1974. “Modismos utilizados por los adictos en Venezuela”. Las drogas en Venezuela, con especial referencia a su investigación. Caracas: Policía Técnica Judicial; s/p. [Trae 334 unidades léxicas, brevemente explicadas, con indicación de que fueron recogidas mediante encuesta a toxicómanos y otras tomadas de publicaciones o de datos suministrados por la División de Estupefacientes de la Policía Técnica Judicial].
  • Duque, José Roberto y Boris Muñoz. 1995. La Ley de la calle. Testimonios de jóvenes protagonistas de la violencia en Caracas. Caracas: Fundarte; 189 p. [Incluye: 1) pp. 181-187: “Glosario”.166 unidades léxicas. Jerga delictiva].
  • Fernández, Fernando. 1988. “Sobre argot carcelario y juvenil”. Suplemento Cultural. Últimas Noticias. Caracas, 10 de julio. 1.053. pp. 14-15.
  • Landaeta, Francisco. 1939. Rastrillo. (Relatos de un antro de horrores). Caracas; Editorial Atlántida; 139 p. [pp. 131-135: “Algunas frases criollas y de ‘argot’ que figuran en el presente libro”].
  • L. R. 1972. “Hampones”, (1) Momento. Caracas, 2 de diciembre. 333: p.72. [Artículo publicado por entregas: (2) Caracas, 9 de diciembre, 1972. (3) Caracas, 16 de diciembre, 1972 y (4) Caracas, 23 de diciembre, 1972. En cada una de las cuatro partes se incluye un “Pequeño vocabulario del buen hampón”].
  • “Lenguaje criminal”. Revista del Ministerio de Justicia. Caracas. 49: pp. 27-47.  
  • Mayorca, Juan Manuel. 1972. Delincuencia y folklore. Caracas: Tipografía Vargas; 186 p. [p. 107: “Léxico del delincuente”.
  • Meneses, Guillermo. 1956. “Lenguaje y delincuencia”. El Nacional. Caracas, 27 de noviembre.
  • Suplemento Cultural. Últimas Noticias. Caracas, 10 de julio. 1053: pp. 2-3].
  • Páez Urdaneta, Iraset. 1988b. Habla estudiantil universitaria. Caracas: Universidad Simón Bolívar. [Trabajo de ascenso. No aparece registrado en el SAB).
  • Saa Giral, G. 1971. “Vocabulario recopilado en La Modelo”. Zona Franca. (2ª época). Caracas. 9: pp. 33-39- [413 unidades léxicas utilizadas por delincuentes recluidos en una cárcel caraqueña].
  • Vargas Chacón, Félix. 1973. 40 años en el delito. Memorias deEl Cumanés”. Caracas: Impreso en los Talleres Litográficos de Servicios Venezolanos de Publicidad; 560 p. [Define, a pie de página, varias unidades léxicas del “argot delictivo” utilizadas en el texto por el autor. Química, pescao, panoja, gil, pirar, encuatado, chulo, soplón, menage y dileres, son algunas de las definidas].
  • Yanes, Oscar. 1950. “Descubierto el secreto que más celosamente guardaban los hampones de Caracas”. Últimas Noticias. Caracas, 4 de diciembre; pp. 14-15, [“Por primera vez un ladrón, dispuesto a reformarse, revela los términos completos del lenguaje que usa el hampa para esconder sus planes”. Inventario, con su respectiva significación, de las unidades léxicas que constituyen la jerga denominada “cova” que, según el autor, es usual como “diccionario de los amigos de lo ajeno”].

TEXTOS INÉDITOS:

  • Alfonzo R., Beatriz J.; María Edilia Andrade R., Mariela Canache M., María Cecilia Carrillo B., y María Carmen Pereira. s/f. Lenguaje jergal y cohesión de grupo dentro del medio militar. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Escuela de Psicología. Cátedra de Psicología experimental; 50 p. [“En nuestro estudio llamaremos jerga al lenguaje utilizado por los militares (cadetes) y que es producto de la convivencia de éstos durante un cierto período de tiempo”. El trabajo trae varios anexos. Entre ellos un “Vocabulario” con  74 unidades léxicas del medio militar del tipo carrera mar, otra voz y otras como barbado, ‘nuevo’, cocodrilo, ‘cadete de primer año’, chicote, ‘cigarrillo’, gurú, ‘cadete de cuarto año’, iguana, ‘cadete de primer año’, mierdera, ‘clase educación física’, quelonio, ‘persona subalterna’, vajilla, ‘barriga’, vampirito, ‘cadete que hace guardias de noche’ y pollo a la granadina, ‘persona que se cree superior’. B-IFAB].
  • Ascanio Orozco, Flavia. 1979. El lenguaje hamponil. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Fac. de Hum. y Educación, 173 p. [Trabajo de grado para optar a la Licenciatura en Letras. “Este análisis se lleva a cabo en dos partes: la primera tiene por objeto determinar los diferentes procedimientos lingüísticos que predominan en la formación de este lenguaje; y la segunda pretende encontrar, si es posible, las causas generales o particulares que justifican la existencia de esta jerga”, En relación con el inventario del léxico incluye: 1) pp. 118-134: “Procedimientos creativos, estudio lingüístico”. B-IFAB].
  • Bellorín Gómez, Eduarda F. 1994. Léxico del habla marginal venezolana a través de algunos textos narrativos contemporáneos. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Fac. de Hum. y Educación, 173 p. [Trabajo de grado para optar a la Licenciatura en Letras. Describe y clasifica 462 unidades léxicas documentadas en 3 novelas. B-IFAB].
  • Fossi Rincón, Luis E. 1987. Vocabulario de la droga en la jerga de los delincuentes. Maracaibo (Estado Zulia): Universidad del Zulia. [Trabajo de grado para optar a la Maestría en Lingüística. No aparece registrado en el SAB].
  • Lugo Z., María Auxiliadora. 1996. Repertorio de argot venezolano. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Fac. de Hum. y Educación, 173 p. [Trabajo de grado para optar a la Licenciatura en Letras. “Nuestra investigación está dividida en dos partes. La primera ofrece algunas propuestas con respecto a concepto, características y etimología del argot, así como también ciertas observaciones con relación a determinadas manifestaciones de esta variedad. La segunda parte consta de un repertorio de argot venezolano” presentado bajo la forma de un diccionario. B-FHE].
  • Mata T., Miriam T. y Ángela J. Reale H. Lenguaje coloquial estudiantil en el Estado Aragua. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Fac. de Hum. y Educación, 173 p. [Trabajo de grado para optar a la Licenciatura en Letras. “Una vez realizada la encuesta y elaborado el Diccionario, investigamos en el resto de los jóvenes de la misma área que no formaban parte de la población encuestada, el grado de difusión de los significados léxicos recogidos”. Incluye: 1) pp. 87-164: “Clasificación semántica del léxico estudiantil”; 2) pp. 228-299: “Glosario”. B-FHE].
  • Orantes Castañeda, Alfonso. 1968. Jerga, status y subcultura del delincuente: Intento de interpretación de la jerga como forma de expresión en jóvenes irregulares sociales. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Fac. de Hum. y Educación; 161 p. [Trabajo de ascenso. B-UCV].
  • Subero, Efraín. 1995. “El español que se habla en Venezuela”. Revista Nacional de Cultura. Caracas. 57: 299: pp. 103-141. [Se imprimió en marzo de 1996. “De la mayor importancia en relación al habla es también la conformación mestiza del pueblo venezolano. No puede desdeñarse ni desconocerse la trascendencia del sustrato indígena y del sustrato negro. (…) Y todavía queda una tercera fuente léxica no menos importante, los venezolanismos, unas veces autóctonos y otros que constituyen corruptelas del español”. Incluye: 1) pp. 103-113: I. Introducción; 2) pp. 113-118: II. Las diferencias lingüísticas; 3) pp. 118-122. III. El surgimiento de las jergas criollas; 4) pp. 122-124: IV. La tradición oral; 5) pp. 125-128: V. Conclusiones; pp. 129-141: Bibliografía selectiva del español de Venezuela].

_______________________

*ABREVIATURAS:

DLE – RAE: Diccionario de Lengua Española – Real Academia Española.

DLP – JMS: Diccionario de Lexicografía Práctica – José Martínez de Sousa.

Fac.: Facultad.

Hum.: Humanidades.

INF. COMPL.: Información complementaria.

OBS.: Observaciones.

**BIBLIOTECAS:

B-FHE: Facultad de Humanidades y Educación.

B-IFAB: Instituto de Filología Andrés Bello.

B-UCV: Universidad Central de Venezuela.

SAB: Sistema Automatizado de Bibliotecas.

ECV/.-

21/03/2021

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