IMÁGENES… que se convierten en historias de pueblos y de gentes.

APURE

El río, poética de la tragedia, acción del agua y de la tierra. También, bendición del trópico. El río dispuesto a crecer, a aumentar la crisis de quien lo ve desde lejos y es alcanzado por su fuerza. La naturaleza del Llano en las palabras de quien ha sabido tenerlo a un lado, de quien lo supo atravesar y deletrear desde la infancia.

Alberto Hernández.

Preuenidas canoas y bogas, embarcada la petaquería de matalotajes, dispuestas las armas, repartidas municiones y cuerda, con crecido número de valas a cada soldado y bolsas para la guarda de ellas, con los pares de alpargates que cada vno quiso, y reconosçiendo sus sayos de armas y escaupiles, prestas sus lanças, a punto las espadas y rodelas, todo lo qual dispuesto y muy a punto, previne a todos se preparasen para confessarse los que tuvieran devoçion de haçerlo antes de embarcarse, porque mediante el diuino fauor avíamos de dar principio a ntra. jornada Apúre abajo el siguiente día que era el de Carnestollendas, martes, dia en el qual reçauamos de ntro. padre Sancto Domingo, y 5 de Março de 1647, con que, dando fin a la jornada pressente, me dispondre yo para que la avemos de hacer, como mi pluma a la que se sigue.

(Fray Jacinto de Carvajal. Jornada Deçima, en la qual se da principio a ntra. nauegaçion y descubrimiento de el çelebrado rio de Apúre, que biçarro y galante emprende, con sus veinte y seis soldados, reduçidos a otros tantos çides en lo intrepido y valiente, como a unos alexandros en lo liberal y franco suio, el capitán a guerra Miguel de Ochogavia, vezino y encommendero de la ciudad de Barinas, este año de 1647.)   

Los manuscritos del Padre Carvajal, que él tituló Jornadas Náuticas, datan de 1648 y se publicaron por vez primera en 1892, en León (España). En esta primera edición se incluyen domo Apéndices: 1) “Indicaciones geográficas”; 2) “Apuntes biográficos”; 3) “Vocabulario” y 4) “Noticias de Historia Natural”. En 1956, se hizo una segunda edición que, además de lo anteriormente indicado, trae un prólogo escrito por el profesor Miguel Acosta Saignes. En dicho prólogo, entre otras ideas Acosta Saignes expone:

Esta Relación del descubrimiento del río Apure está escrita a la manera de muchos de los cronistas de los siglos XVI y XVII abundan las digresiones; lo que se ve sirve muchas veces de pretexto para comparaciones con tierras o circunstancias remotas; el autor incluye toda clase de reflexiones marginales; pero posee diversos méritos: es la única crónica de la expedición de Ochogavía por el Apure; contiene descripciones geográficas de interés; aporta datos para la historia económica de los Llanos; refiere episodios sobre contactos culturales y contiene numerosos datos etnográficos. Aunque no muestra el Padre Carvajal poseer la mente científica de un Gilii o de un Gumilla, nos permite, sin embargo, conocer la fuente de sus informaciones, pues cuidadosamente señala cuanto ve y cuanto le cuentan.

Salve al pasar, noble río,

vena azul, nervio bravío,

envidia del manantial,

cinta en paz, foete en la guerra,

y en los llanos de mi tierra

rumoroso lagrimal!

Cristo-Rey de la llanura.

lleva al mar de la amargura

el Orinoco su cruz,

y tú, centurión y loco,

das de flanco al Orinoco

tu puñalada de luz!

(Andrés Eloy Blanco. Fragmento de “El Poema del Apure”, escrito en San Fernando de Apure en 1918)



Juanito Navarro. Tardes de Apure

¿DE DÓNDE VIENE Y QUÉ SIGNIFICA EL TÉRMINO APURE?

Por lo que respecta a un tratamiento etimológico o lexicográfico del término Apure, documentamos sus diferentes sentidos en obras de Juan Ernesto Montenegro, Adolfo Salazar Quijada, Argenis Méndez Echenique, Renato Agagliate y Bartolomé Tavera Acosta.

Juan Ernesto Montenegro le asigna origen cumanagoto con el significado de ‘olivo silvestre’. Con él, en cuanto al sentido, coincide Salazar Quijada quien, conjuntamente con indicar que es un nombre de procedencia caribe, afirma que con el ‘se denomina al olivo silvestre’. En tanto, Méndez Echenique dice:

Existen varias versiones en cuanto al nombre del Estado Apure. Una dice que esta palabra proviene del indígena APUR, apelativo perteneciente a un cacique de la región. Otra versión habla de la procedencia del vocablo CAPURI, con que se designaba a uno de los principales afluentes del actual río Apure, seguramente el Caparo, que al pasar a otras lenguas y por corruptela se convirtió en Apure; y por último, hay quienes señalan que Apure, palabra netamente indígena (probablemente achagua), significa “la tierra de más lejos que más nunca”. Lo cierto es que si inicialmente se usó el nombre para desinar el río, luego se extendió a todas las tierras bañadas por él hacia la margen derecha y comprendida entre este río, el Apure y el Meta, quedando confirmado el nombre por la tradición”.

Agagliate afirma que “se trata de un nombre caribe, apuri, ‘brazo’, en el sentido de brazo del Orinoco” y Tavera Acosta, que es cronológicamente la más antigua referencia entre las cinco que hemos citado, afirma: “APUR. Así designan nuestros indios al río que llamamos Apure”. Y, de inmediato, a manera de razonamiento acerca del sentido y de la filiación étnica que le asigna al término, agrega:

La partícula a entre algunas lenguas de nuestras tribus es negativa, exactamente como sucede en el sánscrito, y si consideramos que las regiones bañadas por este río son eminentemente planas y que la voz pur quiere decir cerro, montaña, muy bien podría expresar la analogía a-pur, región sin cerros.

José Rafael Rojas. Apure

De parte nuestra, creemos que el análisis de esta etimología debe concentrarse en los sentidos ‘olivo silvestre’, ‘brazo de río’ y ‘región sin cerros’. Uno, el primero, relacionado con un árbol; el segundo, con un río y el último con una región, Flora, agua y tierra, tres de los elementos vinculados con el origen en muchas culturas y frecuentemente totemizados en función de los ritos con que una etnia evoca y repite el illo tempore, el tiempo sagrado de la creación. Igualmente, y con esto concluimos estas líneas ensambladas a base de nuestro libro De Apure, Achaguas y otras etimologías, creemos que ya como desarrollo interno dado en la lengua indígena de donde procede o ya como manifestación del contacto entre lenguas de diferentes procedencias, la etimología del término apure pudiera ser la que señala Tavera Acosta, es decir, puede asumirse que la significación se motivó en la característica más resaltante del relieve de la región apureña y no en la condición de afluente que tiene su río principal respecto al Orinoco. Pure, con el sentido de ‘piedra’ también entra en la composición de palabras como cochetopur y Guaicaipuro que etimológicamente significan ‘piedra de venado’ y ‘lanza de piedra’.

Apure en un viaje. Francisco Montoya

En apure, entonces, desde el punto de vista formal del signo, debió establecerse una relación morfológica y semántica similar a la que, presumiblemente, se dio entre el término xagua, y sus alónimos (jagua, chagua, yagua, etc.) con el término axagua que, a diferencia de lo que se plantea en numerosos estudios y distintos repertorios léxicos, pudieran tener un mismo y único étimo. En todo caso, como nos lo dijo Manuel Bermúdez en el prólogo de nuestro libro anteriormente citado, son étimos que se convierten en historias de pueblos y de gentes.

Édgar Colmenares del Valle

Academia Venezolana de la Lengua

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